Tema 15.- Las Bebidas Light y la obesidad.
Los edulcorantes no ayudan a bajar de peso. Estos endulzantes artificiales se han usado desde hace décadas y no han ayudado a detener la epidemia de la obesidad. Esto se debe a que, aunque son sustancias con pocas calorías, elevan mucho los niveles de insulina.
Como tienen
pocas calorías se creía que son endulzantes que no engordan. Sin embargo, era
un pensamiento erróneo. Los edulcorantes suben mucho los niveles de insulina en
sangre y esta es la hormona que aumenta las reservas de grasa en el cuerpo y
nos hace engordar.
De hecho, la
doctora Sharon Fowler, de la Universidad de Texas, hizo un interesante
descubrimiento sobre los edulcorantes. Ella dirigió el denominado Estudio
Cardíaco de San Antonio en el que se hizo el seguimiento a 5158 adultos durante más de 8 años.
Al final,
concluyó que las bebidas con edulcorante aumentaban el riesgo de tener obesidad
en un 47%. La doctora Fowler escribió: “Estos hallazgos plantean la cuestión de
si el uso de edulcorantes podría estar estimulando -en lugar de combatiendo- la
epidemia de la obesidad” (*1).
Cuando
hablamos de edulcorantes nos referimos a todos los endulzantes artificiales que
no son azúcar de mesa, por ejemplo: sacarina, ciclamato, aspartamo
(NutraSweet), acesulfamo de potasio, sucralosa, sirope de agave, estevia, entre
otros.
Todas estas
sustancias engordan porque estimulan la producción de insulina. Por ejemplo, la
sucralosa sube los niveles de esta hormona en un 20% y la estevia junto con el
aspartamo aumentan la insulina, incluso,
más que el azúcar de mesa. Por eso suben de peso.
De hecho, el
doctor David Ludwig de Harvard, realizó una investigación en la que
participaron adolescentes a los que se dividió en dos grupos. El un grupo
tomaba bebidas con edulcorante y el otro tomaba sus bebidas habituales con
azúcar.
Al final del
estudio, dos años después, los dos grupos aumentaron la misma cantidad de peso.
Los edulcorantes no ayudaron a adelgazar a quienes los tomaron (*2).
Por otro
lado, los edulcorantes artificiales estimulan los antojos de comida dulce. Como
estos endulzantes no logran causarnos la misma sensación que el azúcar, su
consumo no nos satisface por completo y aumenta el hambre por comida azucarada.
De hecho,
estudios de resonancia magnética muestran que el azúcar de mesa activa por
completo los centros de recompensa del cerebro (los que nos hacen sentir
placer), pero los edulcorantes no lo hacen (*3). Esta activación deficiente
estimula el deseo de alimentos dulces.
De esta
manera, en un intento de las personas por adelgazar, desde 1960 hasta el año
2000, aumentó el consumo de edulcorantes y bebidas light en un 400% (*4). Sin
embargo, también aumentó la obesidad. Usar edulcorantes no ayudó a bajar de
peso.
Pero el
problema de los edulcorantes no solo es causar obesidad. Ya en 1970, el
ciclamato salió de circulación porque se pensaba que podía causar cáncer de
vejiga. Y el aspartamo (NutraSweet) fue famoso porque se creía que tenía
potencial cancerígeno.
Pero esto no
fue todo. Además hay estudios que concluyen que los edulcorantes aumentan el
riesgo de padecer enfermedades vasculares (ataques cardíacos y accidentes
cerebrales), diabetes y síndrome metabólico.
De hecho, en
2014, el doctor Ankus Vyas, de la Universidad de Iowa, hizo un interesante
descubrimiento sobre los edulcorantes.
El presentó los resultados de una investigación en 59.614 mujeres que
duró 8 años conocida como Estudio de la Iniciativa de Salud para la Mujer.
El doctor
Vyas concluyó que quienes consumen dos o más bebidas con edulcorantes al día
tienen un riesgo 30% mayor de presentar eventos vasculares (ataques cardíacos y
cerebrales) y también tienen riesgo de presentar diabetes y resistencia a la
insulina (*5).
La conclusión es que los edulcorantes son sustancias que engordan debido a que aumentan la insulina y estimulan los antojos de comida dulce. Reducir el azúcar es bueno pero no debemos reemplazarla por sustancias que, al menos, son sospechosas de causar infartos y diabetes.
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