La Artritis y su Relación con la Obesidad.
En una persona con exceso de peso son comunes los dolores de algunas articulaciones. Parece obvio que en un obeso, las rodillas y las caderas duelen y se inflaman porque deben soportar mucho peso. Sin embargo en las personas con obesidad también es más frecuente la inflamación de articulaciones que no soportan grandes cargas como las muñecas.
Esto nos lleva a pensar que las articulaciones de una
persona obesa se inflaman, no solo porque deben soportar demasiado peso sino,
también, por algún mecanismo adicional. Y es que la obesidad es un estado
inflamatorio generalizado de larga duración que también afecta al cartílago de
las articulaciones.
De hecho, actualmente se conoce que la inflamación
generalizada que existe en la obesidad se asocia con un mayor riesgo de
artritis (*1) (*2) no solo de rodilla (*3),
sino también de articulaciones que no soportan grandes cargas como las
muñecas y los hombros (*4)(*5).
Lo que sucede es que el exceso tejido graso produce varias
sustancias (leptina, adiponectina y resistina) que pueden dañar a las
articulaciones. Estas sustancias causan una respuesta inflamatoria que degrada
al cartílago articular.
Las articulaciones son la unión de dos o más huesos. Por
ejemplo la rodilla es una articulación donde se unen el fémur y la tibia. En
esta zona de unión, los huesos tienen una cubierta de cartílago que les
proporciona un movimiento suave y sin fricciones.
El cartílago es un tejido blanquecino que puede soportar
grandes presiones por lo que es resistente pero elástico pues está formado por
fibras de colágeno (una proteína muy flexible) y proteoglicanos (una proteína
que atrae agua) lo que le otorga una apariencia turgente y mayor tolerancia a
los impactos.
Normalmente el cartílago se mantiene en equilibrio, se
degrada y se repone constantemente. Podríamos pensar que este tejido es como una
construcción que va envejeciendo y necesita mantenimiento. De esto se encargan
unas células llamadas condrocitos que van reponiendo el colágeno y los
proteoglicanos que se pierden durante el desgaste normal del cartílago.
Sin embargo hay situaciones que inflaman este tejido y
alteran su equilibrio, se degrada más de lo que se repone. Por ejemplo cuando
una articulación soporta demasiada presión (como en la obesidad), se inflama y
el cartílago se daña, como cuando una construcción es demasiado grande y tiene
bases pequeñas.
Claro que el problema inicial es el exceso de presión, pero
lo que termina destruyendo al cartílago es el proceso inflamatorio que se
generó por esta. La inflamación es un mecanismo de defensa frente a una agresión
mecánica (como un golpe, un corte o demasiada presión) o biológica (como virus,
parásitos o bacterias)
Por ejemplo, cuando las rodillas soportan demasiado peso se
inflaman y producen sustancias (citoquinas) que pasan a la circulación y les
dicen a los soldados del cartílago (los condrocitos) que deben prepararse para
un posible daño.
Si el exceso de presión y la inflamación duran poco tiempo, los
condrocitos podrán reparar algún daño pequeño del cartílago. Sin embargo, si el
exceso de presión y la inflamación duran mucho tiempo (como en la obesidad), la
articulación produce más citoquinas de lo habitual.
Este exceso de citoquinas impide que se regenere el
cartílago porque reducen la formación de colágeno y proteoglicanos y además
disminuyen la actividad reparadora de los condrocitos. Al final se pierde el
equilibrio del cartílago, se daña más de lo que se regenera.
Pero ¿Y qué pasa con las articulaciones que no soportan
grandes presiones y de todas formas se inflaman en las personas con obesidad?
Como dijimos antes el exceso de tejido graso produce varias sustancias como
leptina, adiponectina y resistina.
Estas pueden inducir una respuesta inflamatoria que dañará
al cartílago porque impide la formación de nuevo colágeno y proteoglicanos, y
disminuye la actividad reparadora de los condrocitos. Esta inflamación puede
dañar el cartílago de todas las articulaciones, incluso de las que no soportan
mucho peso como las muñecas y el hombro.
Es así que la obesidad puede causar artritis en todas las articulaciones pues no solo aumenta el peso que deben soportar sino que el exceso de grasa genera una respuesta inflamatoria en todo el cuerpo que puede dañar al cartílago de cualquier articulación.
Gracias por la informacion buen artículo esta claro
ResponderEliminarUn capitulo muy interesante con mucho mensaje
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