Obesidad y Resistencia a la Insulina.
La obesidad causa muchas enfermedades por dos razones. La
primera razón es que una persona obesa tiene demasiada insulina y la segunda razón es que el exceso de grasa en
el cuerpo produce inflamación.
La insulina es una hormona que aumenta nuestras reservas de
grasa. Cuando producimos demasiada insulina nos volvemos obesos y el exceso de
grasa en el cuerpo produce varias sustancias que causan inflamación.
De hecho actualmente se conoce que, en las personas
obesas, el exceso de insulina y el estado
inflamatorio producen muchas enfermedades como diabetes, hipertensión,
artritis, hígado graso, ovario poliquístico, infartos cardíacos, derrames
cerebrales, entre otras. (*1)
La insulina es una hormona que se produce en el páncreas y
tiene varias funciones, la más importante es bajar y normalizar la glucosa en
sangre. Cada vez que comemos carbohidratos, estos se absorben en el intestino y
pasan a la circulación aumentando la glucosa en sangre.
Mientras hay más glucosa en sangre el páncreas produce más
insulina. Esta hormona saca el exceso de glucosa de la sangre y la guarda en el
hígado.
Cuando el hígado está lleno, la glucosa se almacena bajo la
piel o entre las vísceras en forma de grasa como tejido adiposo.
Por eso decimos que la insulina es una hormona de
almacenamiento, porque es la encargada de aumentar nuestras reservas de grasa.
Aunque esta hormona se produce principalmente cuando comemos carbohidratos,
también se produce cuando comemos proteínas y grasas.
Pero ¿Qué relación tiene todo esto con la obesidad y el
exceso de insulina?
La cuestión es que una persona se vuelve obesa cuando come
mucho y con mucha frecuencia. Comer demasiadas veces al día eleva los niveles
de insulina frecuentemente y esto causa resistencia a la insulina.
Cuando una persona tiene resistencia a la insulina, el
cuerpo se resiste a los efectos de la insulina (valga la redundancia) y no
logra bajar los niveles de glucosa en sangre. Es decir, el páncreas produce
mucha insulina pero esta hormona no logra bajar los niveles de glucosa en
sangre.
Podríamos pensar en la insulina como una llave que se
produce en el páncreas, sale a la circulación y llega al hígado o el tejido
graso donde se encuentra con una cerradura (un receptor de insulina). Esta cerradura abre una puerta para que pueda
ingresar el exceso de glucosa de la sangre.
Lastimosamente, en el caso de la resistencia a la insulina,
la cerradura en el hígado y el tejido graso deja de funcionar y el exceso de
glucosa ya no puede entrar. Por otro lado, el páncreas comienza a producir más
insulina para vencer su incapacidad.
Pero ¿Por qué deja de
funcionar esta cerradura en el hígado y el tejido graso?
La resistencia es un mecanismo biológico de defensa para
enfrentar el exceso de una hormona u otra sustancia. Por ejemplo, la hormona de
crecimiento se libera sólo en ciertos momentos cuando dormimos. Si esta hormona
se liberaría con mucha frecuencia dejaría de ejercer su efecto pues nos
volveríamos resistentes a ella.
Otro ejemplo puede ser la ovulación en mujeres. La ovulación
se produce cerca al día 14 del ciclo menstrual. En ese preciso momento ciertas
hormonas alcanzan su pico. Si estas hormonas estuvieran elevadas siempre, la
ovulación no sucedería porque una mujer se volvería resistente a sus hormonas.
Pero esto no sucede solo con las hormonas, otras sustancias
también causan resistencia. Es el caso de drogas como la cocaína. Cuando una
persona usa esta droga por primera vez, el efecto es muy potente, pero en un
futuro, una persona necesita más y más droga para tener el mismo resultado.
Es parecido al caso de la insulina. Cuando una persona
consume mucha cocaína, los receptores en el cerebro se van “dañando” con el
tiempo (la cerradura deja de funcionar), la droga pierde efecto y se necesita
más cocaína para sentir la misma euforia.
De esta forma, cuando comemos con mucha frecuencia, el
páncreas produce insulina permanentemente. Esto nos hace engordar, pero también
hace que la insulina pierda su efecto de
bajar la glucosa en sangre. Para compensar esta deficiencia, el páncreas
produce más insulina y empiezan los problemas.
Cómo dijimos al inicio, la insulina tiene muchas funciones,
solo una de ellas es reducir los niveles de glucosa en sangre. Niveles normales
de insulina no dan problemas, pero niveles elevados alteran el funcionamiento
de varios órganos y tejidos.
De hecho, la resistencia a la insulina es la fuerza oculta
detrás de la mayoría de los archienemigos de la medicina moderna como la diabetes, el hígado graso, el Alzheimer, las
enfermedades cardíacas, la presión alta, entre otras.
Te esperamos en nuestras próximas publicaciones para hablar
más sobre estas enfermedades.
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