Tema 19.- El Ayuno Intermitente.
El ayuno es
bueno para bajar de peso, además es muy conveniente porque no tiene efectos
secundarios. Engordamos cuando nuestro cuerpo secreta insulina, y puesto que
todos los alimentos causan este efecto, abstenerse de comer por completo ayuda
a bajar de peso.
Siempre que
comemos, el cuerpo produce insulina. Esta es una hormona que provee de glucosa a
los tejidos para que tengan energía y almacena el exceso de glucosa en el
hígado y el tejido graso. Por eso ayunar es un buen método para no producir
insulina y adelgazar saludablemente.
De hecho,
según estudios recientes, ayunar en días alternos es una buena técnica para
reducir los niveles de insulina, lo cual hace que una persona llegue a bajar
hasta 900 gramos diarios (*1). Lastimosamente existen mitos que nos hacen
pensar que ayunar es malo para la salud.
Pero en realidad, el ayuno no tiene efectos secundarios.. Por ejemplo, en 1973, se monitorizó el caso de un hombre que llevó
un ayuno terapéutico de 382 días sin tener deficiencias nutricionales, sintiéndose
bien durante todo el proceso y perdiendo más de 120 kilos de peso(*2).
Pero ¿Por qué son falsos los mitos que desprestigian al ayuno y cuáles son sus beneficios para la salud más allá de la pérdida de peso?
Uno de los
mitos más populares es creer que ayunar nos restará glucosa y energía para
nuestras actividades. Sin embargo, esto es falso porque cuando no consumimos
alimentos, el cuerpo puede usar sus reservas de grasa.
Cuando no
comemos, las reservas de glucosa duran 24 horas. Posteriormente el cuerpo
empieza a quemar grasa. Una parte de las grasas (el glicerol) puede
transformarse en nueva glucosa. Otra parte (los ácidos grasos) puede proveer de
energía directamente a varios tejidos.
Por eso, en 1960, el doctor Garfield Duncan en Filadelfia documentó la sensación de vigor y bienestar que presentaron un grupo de 107 obesos que ayunaron durante 6 meses para perder peso (*3). No se sintieron débiles porque sus niveles de glucosa y energía eran normales.
También se
cree que el cerebro solo puede usar glucosa para funcionar correctamente. Si
esto fuera cierto, desde el paleolítico ya estaríamos extintos porque que en
períodos de escases no podríamos usar nuestros intelecto, la única ventaja
frente a los animales salvajes.
La realidad
es que el cerebro también puede usar cetonas como fuente de energía. Las
cetonas se producen a partir de las grasas que se liberan cuando se agotan las
reservas de glucosa. Las cetonas pueden suministrar hasta el 75% de la energía
requerida por este órgano.
Sin embargo
su función no solo es proveer de energía al cerebro, las cetonas también ayudan
a controlar el apetito. Por eso durante el ayuno prolongado las personas
controlan fácilmente el hambre (*4) y posteriormente pueden comer ligeramente
más, pero no en exceso (*5).
Otro mito es
creer que ayunar nos hará perder músculo. Sin embargo la descomposición de
tejido muscular solo sucede cuando se agotan las reservas de grasa. Si una persona
es obesa no tiene de que preocuparse, no le falta grasa, le sobra.
Como tuvimos que soportar períodos de escases desde el paleolítico, mantener intacta la musculatura era indispensable para poder buscar alimento. Por eso los estudios muestran que durante el ayuno prolongado el tejido graso disminuye pero el músculo se mantiene (*6).
Lo que sucede
es que el cuerpo se adapta al ayuno produciendo más hormona de crecimiento. Al
quinto día de iniciado el ayuno, la secreción de esta hormona se duplica (*7)
lo que ayuda a preservar la masa muscular y los minerales del hueso (calcio,
magnesio y fósforo) (*8).
También se
cree falsamente que durante el ayuno el metabolismo se vuelve lento, es decir
que el cuerpo usa menos energía para sus funciones. Sin embargo, desde el
paleolítico, por los períodos de escases, era importante disponer de mucha energía
para conseguir alimentos.
El cuerpo usa
energía para sus funciones básicas como la respiración o la digestión. Si el
cuerpo usa menos energía para estas funciones, decimos que el metabolismo se
vuelve lento y engordamos. Sin embargo ayunar causa el efecto contrario.
Lo que sucede
es que durante el ayuno el cuerpo produce noradrenalina. Esta hormona acelera
el metabolismo. De hecho, al cuarto día de ayuno, los niveles de noradrenalina
aumentan un 117% y el gasto de calorías aumenta un 12% (*9). El metabolismo se
vuelve más rápido.
Así, el ayuno
puede ayudarnos a bajar de peso sin efectos secundarios. Además nos puede
ayudar a ahorrar tiempo diario y sus elementos esenciales se pueden explicar en
un par de minutos. También es bueno porque se puede aplicar junto con cualquier
dieta existente.
Y por su
naturaleza intermitente no es necesario hacerlo de forma continua. Podría
realizarse solo después de los festejos cuando comemos en exceso como en el
período de fin de año. Así el ayuno podría ayudarnos a equilibrar el exceso de
comida y evitar que engordemos.
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