Tema 11.- La Comida Procesada, el Desayuno y la Obesidad.
Desde hace
varias décadas, un consejo tradicional para bajar de peso es desayunar. Ahora
sabemos que es un error. Temprano en la mañana vamos con prisa, así que
preferimos alimentos listos para comer: bebidas con azúcar y alimentos con
harinas como panes, pasteles, etc.
Estos carbohidratos procesados son los que más estimulan la
producción de insulina. Y es esta hormona la que regula y aumenta nuestras
reservas de grasa, así subimos de peso. Por eso es, al menos, extraño que se
aconseje desayunar para adelgazar.
De hecho, una
investigación realizada en 2014 sobre la ingesta del desayuno, con una duración
de 16 semanas, concluyó que desayunar no ayuda a bajar de peso (*1). Entonces,
¿De dónde viene el mito de que desayunar nos ayudará a adelgazar? Expliquemos
esto desde el inicio.
Como en la
mañana estamos apurados, preferimos alimentos listos para comer. Sabiendo esto,
las grandes empresas alimentarias produjeron cereales azucarados, pasteles con
chocolate, entre otros alimentos procesados ideales para la prisa del desayuno.
Así que,
estos productos se empezaron a anunciar en radio, televisión, etc. Sin embargo
se dieron cuenta que también era efectivo patrocinar organizaciones médicas.
Por ejemplo, en 1988, La Asociación Americana del Corazón comenzó a aceptar
dinero por poner su símbolo.
HEARTH CHECK
era la insignia que llevaban varios productos (llenos de azúcar y harinas)
supuestamente “buenos para el corazón”.
Se dice que
esta organización, hasta el 2002, recibió más de 2 millones de dólares en total
por este programa. De hecho, cada empresa
pagaba, a la Asociación Americana del Corazón, 7500 dólares por poner
este sello a entre uno y nueve tipos de productos (*2).
No conformes,
las empresas empezaron a financiar investigaciones para determinar si sus
productos eran saludables. Según un estudio realizado por el doctor David
Ludwig, en 2007, aceptar estos fondos aumentaba un 700% la probabilidad de
recibir un veredicto favorable (*3).
De esta manera,
los productos (llenos de azúcar y harinas procesadas) creados por las grandes
empresas, no solo eran populares. Ahora contaban con el aval de las
organizaciones médicas y también con investigaciones a su favor. Pero la
epidemia de la obesidad no se podía esconder.
Y como las
grandes empresas estaban poniendo el dinero, tampoco podían echarles la culpa a
sus alimentos procesados. Así que, sin nombre y sin rostro, LAS CALORÍAS fueron
el chivo expiatorio perfecto. Como ninguna empresa vende calorías, ellas podían
cargar con la culpa. diap 6
Además, como
las empresas alimentarias tienen que
vender sus productos y también financian organizaciones médicas e
investigaciones, el consejo de médicos y nutricionistas para adelgazar era “come menos calorías, pero come más de todo
lo demás”.
Fue así que
encontraron en el desayuno, el momento perfecto para vender su comida
procesada, llena de azúcar, harina y lista para comer. De esta forma se crearon
múltiples mitos para convencernos de que comer al despertar nos hará bajar de
peso.
Uno de estos
mitos es creer que no desayunar aumentará el hambre y hará que comamos más el
resto del día. Sin embargo, actualmente los estudios nos dicen que las raciones
del almuerzo y la cena se mantiene constantes sin importar la cantidad de
calorías del desayuno (*4).
Otro mito es
creer que si no desayunamos se vuelve lento el metabolismo. Sin embargo,
Investigaciones actuales concluyen que desayunar o dejar de hacerlo no tiene
efectos sobre el metabolismo, pero quienes si desayunan suman 539 calorías
extras cada día (*5).
En parte,
esto explica que las investigaciones actuales no apoyan que desayunar ayuda a
adelgazar. Sin embargo, el problema mayor es que en la mañana preferimos alimentos
listos para comer. Los reyes del desayuno son los cereales azucarados, los
panes, los pasteles, etc. diap 7
Además,
realmente no es necesario comer al momento de despertar. Nuestro cuerpo tiene
un ciclo diario que eleva el cortisol y la noradrenalina temprano en la mañana.
Estas dos hormonas liberan glucosa desde el hígado hacia la sangre y así está
disponible para todo el cuerpo.
Entonces,
como tenemos mucha glucosa disponible en la mañana (por nuestras hormonas), no
hay necesidad de comer cuando despertamos. Bien puede ser nuestra primera
comida, a las doce del día, una ensalada con salmón a la parrilla, lo que no
tiene nada de malo. diap 8
En
conclusión, si no se tiene hambre temprano al despertar, mejor no comer, no hay
nada de malo en eso. En cambio, si hay apetito en la mañana, tampoco es
inadecuado comer, pero es importante no usar comida procesada.
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