Ayunar para Reducir el Colesterol y los Triglicéridos.
El ayuno intermitente disminuye los niveles de colesterol malo (o LDL) y los niveles de triglicéridos. Esto es importante porque actualmente se sabe que el exceso de colesterol malo y triglicéridos es un factor de riesgo para tener infartos cardíacos y derrames cerebrales.
Un infarto o un derrame se producen cuando una arteria se
tapa, porque acumuló mucho colesterol, y deja de pasar sangre al corazón o al
cerebro. Y un factor de riesgo (no el único) para que se acumule tanto
colesterol, en una arteria, es el exceso de colesterol de la sangre.
Sin embargo, actualmente hay estudios que concluyen que
algunos regímenes de ayuno pueden reducir el colesterol malo (o LDL) hasta un
25%. Esto supera el resultado de las estatinas que son los fármacos más
potentes para reducir el colesterol de la sangre.
Sin embargo, las estatinas no son la única terapia que se ha
usado para combatir el exceso de colesterol de la sangre. Durante mucho tiempo
también se le pidió a la población que comiera menos alimentos con colesterol
(como huevo y carnes rojas) para tratar el exceso de colesterol de la sangre.
Este consejo (de comer menos alimentos con colesterol para
disminuir el exceso de colesterol de la sangre) se basa en un estudio que hizo,
en el año 1913, el científico ruso Nikolai Anichkov, en conejos, a los que se
les dio alimentos llenos de colesterol; demostrando que esto les obstruía las
arterías.
El problema es que los conejos son animales herbívoros que
consumen –naturalmente- poco colesterol, así que –probablemente- si a un león
se le alimenta con heno, también enfermaría.
Así que en humanos, esta indicación (de comer pocos
alimentos con colesterol para reducir el colesterol de la sangre) no funciona
porque hasta el 80% de colesterol que tenemos en la sangre, lo produce el
hígado. Es decir, si comemos menos alimentos con colesterol, el hígado lo
compensa produciendo más colesterol y los niveles en sangre seguirán altos.
De hecho, en los años 50, Ancel Keys, uno de los mayores
investigadores sobre nutrición, realizó el denominado “Estudio de 7 países”
(una de las mayores investigaciones sobre nutrición) en el que alimentó, a los
participantes, con cantidades cada vez mayores de colesterol.
Pero esto no llegó a afectar los niveles de colesterol en
sangre de los participantes. Sin embargo, la creencia errónea, de que las
grasas son malas para la salud, prevaleció y, posteriormente, se le pidió a la
población que comiera menos grasas para disminuir el colesterol de la sangre.
Así, durante varias décadas se creyó erróneamente que las
nueces, el aguacate y el aceite de oliva eran malos para la salud. Sin embargo,
las investigaciones mostraban datos distintos. Entre 1957 y 1960 se realizó el
Estudio Framingham (en Massachusetts) sobre la dieta.
En este estudio participaron miles de personas y se intentó
encontrar alguna relación entre comer grasas y tener el colesterol alto en la
sangre. Sin embargo no lograron identificar esta relación. De hecho, comer más
grasas, redujo ligeramente el colesterol de los participantes.
Entonces ¿Si comer colesterol y grasas no afecta los niveles
de colesterol de la circulación, qué lo hace? Esta respuesta es interesante
porque explica por qué el ayuno reduce el colesterol de la sangre.
Sucede que, cuando comemos carbohidratos, estos se digieren
en el intestino y pasan a la circulación en forma de carbohidratos más simples,
principalmente glucosa. Esta glucosa va hacia todos los tejidos que la
necesitan para obtener energía.
El corazón, el intestino, los pulmones, los músculos,
etcétera, todos nuestros órganos necesitan glucosa para obtener energía. Sin
embargo, cuando comemos muchos
carbohidratos, hay un exceso de glucosa en la sangre que, no puede ser
aprovechado por los tejidos, entonces se guarda.
Una parte de este exceso se guarda en el hígado y el resto
se almacena en forma de grasa bajo la piel o entre las vísceras (en el tejido
adiposo). El problema es que toda esta grasa no se forma en el propio tejido
adiposo sino que proviene del hígado.
Es decir, cuando comemos muchos carbohidratos estos pasan a
la circulación en forma de glucosa, sin embargo el exceso de glucosa se
transforma en grasas (específicamente triglicéridos) en el hígado; estos
triglicéridos pasan a la circulación y llegan al tejido graso (o adiposo) bajo
la piel o entre las vísceras.
El problema es que la sangre tiene un gran contenido de agua
y como sabemos, el agua y el aceite (que es una grasa) no se juntan porque las
grasas no son hidrosolubles (o no se disuelven en agua). Así que, los
triglicéridos que se forman en el hígado,
no pueden salir directamente a la circulación para llegar al tejido adiposo.
Los triglicéridos tienen que salir al torrente sanguíneo en
unos transportadores que son hidrosolubles conocidos como lipoproteínas. Se les
dice lipoproteínas porque en su interior tienen lípidos o grasas
(principalmente colesterol y triglicéridos).
Y por fuera tienen proteínas que son hidrosolubles (afines
al contenido de agua de la sangre). Así, las lipoproteínas pueden llevar
colesterol y triglicéridos de un órgano a otro. Por ejemplo, pueden llevar
triglicéridos del hígado hacia el tejido adiposo.
O también, algunas lipoproteínas pueden viajar desde el
tejido adiposo hacia algunos tejidos del cuerpo llevando colesterol. De esta
manera, tenemos varios tipos de lipoproteínas dependiendo de su función y de la
cantidad de colesterol y triglicéridos que tienen.
Ahora nos interesan solo dos lipoproteínas, las VLDL y las
LDL. Las lipoproteínas VLDL se forman en el hígado y contienen una gran
cantidad de colesterol y triglicéridos.
Estas lipoproteínas VLDL son las que llevan los
triglicéridos (que se formaron en el hígado por el exceso de glucosa) hacia el
tejido adiposo, bajo la piel o entre las vísceras. Y cuando ya dejan sus
triglicéridos en el tejido adiposo, las lipoproteínas VLDL se transforman en
lipoproteínas LDL.
Entonces, las lipoproteínas LDL tienen menos cantidad de
triglicéridos, pero siguen teniendo mucho colesterol. Por eso la función de las
lipoproteínas LDL es llevar colesterol hacia todas las células del organismo
porque las membranas de todas las células de los órganos de nuestro cuerpo están formadas de colesterol.
Las células de todos nuestros órganos como el corazón, los
pulmones, el cerebro, etcétera, están
formados por colesterol. Incluso las membranas de las células de las arterias
tienen colesterol. Así que, normalmente, para que se formen y regeneren, las
membranas celulares de nuestras arterias necesitan colesterol que proviene de
las lipoproteínas LDL.
El problema es que si tenemos exceso de lipoproteínas LDL es
más probable que se acumule demasiado colesterol en las arterias y las obstruya.
Porque las lipoproteínas LDL tienen mucho colesterol y pueden llevarlo
excesivamente a las arterias.
Pero recordemos que las lipoproteínas LDL se forman a partir
de las lipoproteínas VLDL que dejaron sus triglicéridos en el tejido adiposo,
pero siguen teniendo mucho colesterol.
Es decir, si se forman más lipoproteínas VLDL, también se
forman más lipoproteínas LDL que pueden llevar mucho colesterol hacia las
arterias y obstruirlas causando infartos cardíacos o derrames cerebrales.
Por eso se dice que el colesterol LDL (el colesterol que
está en las lipoproteínas LDL) es malo.
Entonces para reducir la cantidad de lipoproteínas LDL y su
colesterol, primero debemos reducir la cantidad de lipoproteínas VLDL que se
formaron en el hígado ¿Y cómo lo hacemos?
Recordemos que el hígado forma lipoproteínas VLDL para llevar
los triglicéridos (que se formaron por el exceso de glucosa) hacia el tejido
graso (bajo la piel o entre las vísceras).
Entonces mantener niveles normalmente bajos de glucosa en la
sangre puede ayudarnos a que nuestro hígado forme menos triglicéridos y, por
ende, necesitaría formar menos lipoproteínas LDL y VLDL.
Así que una buena estrategia para disminuir y normalizar la
glucosa de la sangre puede ser comer pocos carbohidratos porque estos son los
alimentos que más elevan la glucosa sanguínea.
El problema es que el cuerpo tiene mecanismos para transformar las
proteínas y las grasas que comemos en nueva glucosa.
Así que, una estrategia que es muy efectiva para reducir la
glucosa, los triglicéridos y las lipoproteínas VLDL y LDL de la sangre es dejar
de comer carbohidratos, grasas y
proteínas. Es decir, ayunar.
Esta es la razón por la que algunos regímenes de ayuno muestran ser tan efectivos -como los fármacos más potentes- para reducir el colesterol “malo” o LDL de la sangre y así evitar que se produzcan sucesos fatales como los infartos cardíacos y los derrames cerebrales.
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